A vueltas con la reforma laboral

Es el tema de conversación del momento. Es el tema de apertura de los informativos. Es el tema del de habla gobierno, oposición y sindicatos. La reforma laboral del gobierno de Mariano Rajoy está en boca de todos. Y es normal.

Es normal, porque es un reforma laboral brutal. Podemos hacer un rápido resumen de los principales puntos de la reforma:

  • Para nuevos contratos, la indemnización por despido es de 33 días por año trabajado (antes 45).
  • Por «causas económicas», te pueden echar e indemnizarte con sólo 20 días por año trabajado (sabemos lo fácil que puede llegar a maquillar resultados para dar pérdidas).
  • Contrato de prueba de un año con despido prácticamente libre.
  • Si no aceptas bajada de sueldo, puedes ir a la calle.
  • Te pueden contratar saltándose los convenios colectivos, que ahora van a quedar en nada.

Y ahora yo hago mi reflexión personal. La reforma laboral que ha preparado el gobierno del PP no sirve para crear empleo. No lo digo yo, lo dicen hasta los propios miembros del gobierno. Para generar empleo se necesita crecimiento económico, de lo que estamos lejos todavía. ¿O es que abaratando el despido se va a contratar más? Pues seguramente ocurrirá lo contrario: las grandes empresas, deseosas de aligerar sus plantillas, van a acogerse más pronto que tarde, y veremos cómo se van sucediendo los despidos en Telefónica y empresas de ese calibre.

De lo que no hay rastro es de medidas reales de estímulo de la economía. Por lo tanto, dentro de unos años, cuando se supere la crisis (que se superará algún día, de eso no cabe duda), nos encontramos con un mercado laboral donde los trabajadores están más desprotegidos, donde los neoliberales marcan las reglas de juego del sálvese quien pueda (el que tiene…), y, en definitiva, de una sociedad menos justa.

Hasta siempre, José Luis

Estamos en pleno 38 Congreso Federal del PSOE, de donde saldrá el nuevo secretario general para los próximos cuatro años. Mientras los dos candidatos intentan convencer a los delegados, quisiera centrar la atención en el adiós del líder del PSOE los últimos 12 años.

Éste es el congreso del adiós de José Luis Rodríguez Zapatero; el hombre al que se comió la crisis. Debo decir que es tremendamente injusta la imagen con la que Zapatero desaparece de la escena política. La gran mayoría de los ciudadanos españoles se ha quedado sólo con los dos últimos años de un periodo de doce. Y se ha quedado con el eslogan que el PP ha estado machacando contínuamente en los últimos tiempos (la culpa es de Zapatero). Y no es justo.

No es justo porque, desde la oposición, fue capaz de rearmar al PSOE ideológicamente y llevar de nuevo al PSOE al poder. Fue capaz de hacer una oposición leal y útil, una oposición responsable que se alejaba del «no a todo», y de las declaraciones grandilocuentes. Y con ese modelo de oposición consiguió llegar al poder.

No es justo porque, de los ocho años que ha sido presidente del gobierno, sólo se valoran dos; los dos últimos. Yo soy el primer crítico con la deriva de estos dos últimos años, donde se desdibujó bastante el modelo de izquierda y socialdemócrata del PSOE. Soy el primero en reconocer que hubo errores. Que se reconoció tarde la llegada de la crisis. Que se tenía que haber pinchado antes la burbuja inmobiliaria. Que se deberían haber convocado elecciones cuando, en mayo de 2010, Europa y los mercados obligaron a tomar unas medidas que iban en contra de los ideales de izquierdas.

Pero esos errores no pueden tapar los enormes aciertos. El enorme salto que se ha dado en estos años en políticas sociales, que son un referente a nivel mundial, y que veremos cómo, poco a poco, se irán aplicando en más países conforme vayan cayendo gobiernos conservadores. La ley de dependencia, la ley de igualdad, de matrimonio homosexual, la apuesta sin reservas por la educación y la sanidad universal y gratuita, todo eso lleva su sello. Incluso el gran esfuerzo que supuso el «Plan E», un plan que significaba apostar por la inversión pública en épocas de crisis (a pesar de que la ejecución fuera discutible), han sido esfuerzos que debemos agradecer.

Por eso, y por mucho más, gracias José Luis. Hasta siempre.

¿Aparcamientos en la Plaza Mayor?

Si eres vecino de Benamaurel, sabrás que, desde el Ayuntamiento, estamos acometiendo las obras de reforma de la Plaza Mayor, donde está ubicado el Ayuntamiento y la Iglesia de Ntra. Sra. de la Anunciación.

Desde el principio, creímos que era una gran oportunidad para dotar a la plaza de nuestro pueblo de una estructura diferente a la venía teniendo históricamente. Hasta hace unos meses, veía con tristeza cómo la plaza no era más que un parking público organizado de forma caótica, y que no tenía en cuenta para nada al peatón.

Por lo tanto, uno de los objetivos fundamentales a hora de hacer la nueva estructura de la plaza, ha sido dar el protagonismo al peatón, que cuando haya un evento en el ayuntamiento o en la iglesia, la plaza no estuviera repleta de coches, sino repleta de gente. Y además, que esa gente no estuviera pendiente de ser atropellado por un coche.

Hemos tenido varias propuestas de diseño para la plaza, que agradecemos profundamente, ya que todas nos han dado ideas. Finalmente, nos decantamos por el diseño propuesto por José Jiménez Mesas (Tisho Babilonia), que podéis ver a continuación.

El tema que más debate ha suscitado ha sido el de las plazas de aparcamiento de la plaza. Tengo que confesar que ni yo mismo al principio estaba seguro de si dejar plazas de aparcamiento o no. Finalmente, hemos optado por dejar solamente dos/tres plazas frente a las escalera de la iglesia, y un acceso a los vecinos que viven en la esquina (junto a la antigua casa del cura). Éstos son los argumentos:

  1. Como decía anteriormente, en primer lugar, es un tema conceptual. Que el protagonista de la plaza sea el peatón, y no el vehículo.
  2. A nivel práctico para el día a día, con el diseño elegido, seguramente no se podían dejar más de séis o siete plazas de aparcamiento. Por lógica, esas plazas estarían ocupadas, por la mañana, por los trabajadores del ayuntamiento, y por la tarde, por los vecinos que ya tienen plaza de aparcamiento subterráneo. Por lo tanto, a nivel práctico, para el resto del pueblo, es como si no hubiera aparcamiento.
  3. Para los eventos como bodas o entierros, donde la afluencia es masiva, el hecho de dejar séis o siete aparcamientos no resolvería la afluencia de treinta o cuarenta coches que suelen acudir a la zona. Es más útil la zona de carga y descarga para que se bajen las personas con dificultades para andar, y que luego aparquen fuera de la plaza.

Estoy seguro de que todos los vecinos de Benamaurel sabrán evaluar los pros y los contras del diseño de la plaza, aunque, como siempre, desde el ayuntamiento estamos para escuchar las propuestas de todos.

Gallardón, que se te ve el plumero…

Nos hemos encontrado hoy con la propuesta del ministro de justicia, Alberto Ruiz Gallardón, de que las bodas civiles y los divorcios de mutuo acuerdo sin hijos menores de edad, se puedan hacer ante notario, en lugar de ante jueces.

La justificación que da el ministro es que eso liberaría de carga de trabajo a los juzgados, que están saturados.

A mí me da la impresión que, tras las buenas intenciones, no hay más que intereses ocultos. Parece que el «lobby» de notarios se ha reunido con Gallardón antes de que éste diera la noticia. Según los notarios, este colectivo está atravesando muy malos momentos económicos (pobrecillos notarios….).

Pongamos un ejemplo sencillo. Si esta propuesta se materializara, las bodas civiles podrían hacerse ante notario. Actualmente, en España, las bodas civiles no tienen ningún coste, a no ser que haya una ordenanza en el municipio que ponga una tasa a la utilización del espacio donde se celebre (salón de plenos, edificio histórico de titularidad pública, etc.). ¿Seguriría teniendo el mismo coste casarte por lo civil si se hace ante notario? Pues seguro que no. ¿Y quién lo sufriría? Pues las personas con menos medios. Como siempre con el P.P., se hacen alianzas con sectores privados poderosos y las consecuencias, para los de siempre.